En el país de mis sueños,
las jóvenes como tú
regalan besos de espino.
Y tiñen vestidos de novia
con los corazones partidos.
En el país de mis sueños,
serías la reina que quiso
danzar con el carbonero,
y encerró al rey en la torre
después de tiznarlo entero.
En el país de mis sueños,
no hay caballeros felices,
ni princesas inocentes,
no se jura amor eterno,
no se ama hasta la muerte.
Y me gusta soñarlo así,
porque en ese lugar no existes
y puedo, infeliz y reo,
odiar a todas las mujeres,
olvidar cuánto te quiero.
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