Supe que me mentías: tus ojos.
Supe que me engañabas: tus manos.
Supe que había otra: tus labios.
Pero tu corazón supo latir al compás del mío,
cada vez más despacio,
cuando ambos bebimos el destino
[siempre juntos]
que preparé para ambos.
by Rocío de Juan Deja un comentario
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