Los nuevos árboles aparecieron ayer. Eran tan altos que no alcanzábamos a vislumbrar su fin y, al mismo tiempo, esbeltos, de ramas cimbreantes que nos tentaban con sus hojas verde jade. Sabíamos lo que ocurriría si los mordíamos, por eso le dijimos al Payaso que no se acercase. Nos ignoró. Hoy ha aparecido panza arriba y pronto lo sacarán del acuario.
Deja una respuesta