Muchos os preguntaréis, como yo también haría, acerca de esos términos tan evocadores: la literatura lúdica, ludolinlingüística o potencial.
El término se lo debemos al escritor francés Raymond Queneau, que fundó en 1960 el Ouvroir de Littérature Potentielle (OuLiPo) cuya traducción literal al castellano es Taller de Literatura Potencial.
Con el término literatura potencial defendió una postura que reclama que la literatura está acotada por una serie de reglas a través de la gramática y la ortografía que nos dan un marco en el que creamos. Los seguidores del OuLiPo dicen que cuantas más restricciones se le ponen a la escritura, más se estimula la creatividad y, por ende, la potencialidad del trabajo. En cierta forma, de lo que se trata es de jugar con las palabras, las historias y las limitaciones, para lograr nuevos resultados. Por eso también se le llama literatura lúdica o ludolingüística.
En el OuLiPo han participado escritores como Raymond Queneau, Ítalo Calvino, Georges Perec, Marcel Bénabou y quién sabe cuántos más que descreen de la inspiración como pilar de la escritura. Porque eso sí: en un Taller de Literatura Potencial no se trata de inventar pasatiempos difíciles, sino de llevar a cabo una exploración sistemática y al mismo tiempo lúdica de las potencialidades del lenguaje en beneficio de la escritura.
Aunque Raymond Queneau no sea un escritor muy conocido en España -y sólo un poco más en su Francia natal- sus biógrafos le reconocen el haber sido un autor en constante búsqueda de la originalidad y la creatividad, encarnando toda una actitud innovadora y vanguardista que todavía hoy deja sentir su influencia.
pues sí que parece interesante 🙂