El famoso escritor americano Ernest Hemingway habló de la teoría del iceberg (también conocida como teoría de la omisión) para definir su modo de escribir, en su novela Muerte en la tarde y en una entrevista con Georges Plimpton:
If a writer of prose knows enough of what he is writing about he may omit things that he knows and the reader, if the writer is writing truly enough, will have a feeling of those things as strongly as though the writer had stated them. The dignity of movement of an iceberg is due to only one-eighth of it being above water. A writer who omits things because he doesn’t know them only makes hollow places in his writing”
I always try to write on the principle of the iceberg. There is seven eights of it under water for every part that shows. Anything you know you can eliminate and it only strengthens your iceberg. It is a part that doesn’t show”
La traducción, aunque no posee la misma fuerza que el original, diría algo así:
Si un escritor en prosa conoce suficientemente bien aquello de lo que está escribiendo, puede omitir cosas que él conoce, y el lector, si el autor escribe con suficiente verdad, tendrá de estas cosas un sentimiento tan fuerte como el escritor las hubiera expresado. La dignidad del movimiento de un iceberg se debe a que solamente un octavo de su masa aparece sobre el agua. Un escritor que omite cosas porque no las sabe, no hace más que dejar lagunas en lo que describe».
Por lo tanto, lo que esta teoría viene a decir es que la clave, el quid de la narración, tiene que residir debajo de la superficie y traslucirse luego en la parte visible. El autor debe saber de la historia mucho más de lo que luego va a contar.
Como curiosidad me encantaría dejaros la explicación matemática de la parte sumergida de un iceberg, ya que, pese a lo que decía el gran Hemingway, no es un octavo, sino un noveno.
El modelo matemático que aplicamos es:
- Densidad del agua de mar: ρmar = 1030 kg/m3
- Densidad del hielo: ρhielo = 920 kg/m3
donde Vs es el volumen sumergido y Vi es el volumen total del iceberg. Al ordenar los valores de la proporción y remplazar los datos, resulta:
Por lo tanto, lo que asoma es un 11%, el equivalente a 1/9 (un noveno).
Consecuencias de la teoría del iceberg
a) Desde el punto de vista del autor, este se convierte en administrador de la información. Él decide lo que muestra y lo que omite, y su pericia será la que determine si realmente se han dado los datos suficientes para que el lector vea lo que el autor tenía en mente.
b) Desde el punto del lector, es una forma de narrar que facilita la complicidad, le involucra en la historia y le trata como «inteligente». Todas los indicios están dados, y él solo tiene que componer el puzle.
Dado que este el funcionamiento básico de los microrrelatos (se elide información, y el lector debe intuirla para obtener el sentido completo del texto) no es extraño de uno de los mejores ejemplos de aplicación de este principio en la obra de Hemingway sea precisamente este nanorrelato.
Se venden. Zapatos de bebé. Sin estrenar.
¿Y vosotros? ¿Conocíais esta teoría o la aplicáis por pura intuición? ¿Queréis compartir algún texto que utiliza este modelo?