Recuerdo de mi infancia que mi abuelo Pierre, el francés, tuvo un pastor alemán durante muchos años. Mi abuela Josefina lo llamó “Napoleón”, lo cual nos pareció un bonito detalle. Sin embargo, mi abuelo siempre lo llamó “el chucho” o “el perro” hasta el día en que el pobre animal murió. Cuando mi abuela falleció, mi abuelo compró una perra preciosa y la llamó Desirée. Nunca vi brillar tanto sus ojos como cuando pronunciaba su nombre.
ya sabes que me encantó!… te iré siguiendo… a ver si aprendo 🙂
Muchas gracias, Anónimo!! Y tú, ¿quien eres? ¿Nos conocemos? 🙂
Ah, ya lo sé!! Willy!