Publicado con dos días de retraso, pero allá va.
Reto: una historia que comienza en una prisión.
Rehén
Cuando Elena abrió los ojos, supo que no estaba en su dormitorio. Aquella pared era amarilla y no tenía cuadros -ella había escogido con mucho cuidado la tonalidad azul hielo y había colgado dos copias de Klimt-. Además, estaba tumbada en una superficie muy dura, bastante más que su colchón viscoelástico, y no la tapaba ningún cobertor.
Se incorporó con lentitud deliberada. El cuarto era más pequeño de lo que había creído. Casi lo podría calificar de zulo. El flujo de la adrenalina, disparado por el miedo, terminó de espantar su abotargamiento. ¿Por qué estaba allí?
-Buenos días, señora Lennox.
La voz en off resonó por todo el espacio, haciéndole imposible localizar el origen del sonido. Solo un dato le penetró el cerebro. Ese no era su nombre. Era un malentendido. La habían confundido con otra persona.
– Yo no me llam…
Señora Lennox, no está autorizada a hablar.
La sorpresa la calló. Una sensación hormigueante comenzó a circular por sus brazos y piernas. Comprendió que se estaba estremeciendo de pánico. Se abrazó a sí misma para darse fuerzas.
-Señora Lennox, estas son las reglas. Se le procurará alimentación suficiente tres veces al día, y ropa para cambiarse una vez a la semana, así como un lector digital para su entretenimiento. Este habitáculo comunica con un aseo con ducha. No le está permitido salir bajo ningún concepto ni comunicarse con el exterior. El único momento en que eso sucederá será cuando su hijo, Andy Lennox, gane la partida. Hasta entonces, usted se considera una rehén.
En ese momento, ella parpadeó, comprendiéndolo todo. Andrés, su hijo de ocho años, pidiendo los SIMS Edición 125, al cual te podías conectar con cables y vivir auténticas experiencias virtuales. Había jugado en la casa de sus amigos y quería ser como los demás. Ella se negó. Pero parecía que su hijito había encontrado el modo de traer el juego a casa.
Levantó la mano con timidez, como si estuviera en una clase de parvulario.
-Esta bien, señora Lennox, puede hacer una pregunta.
-¿Qué sucederá si Andr.., si el señor Andy Lennox pierde la partida?
La voz en off tardó en responder, como si sus circuitos no estuviesen preparados para la respuesta.
-SIMS 125 ofrece experiencias virtuales de alto riesgo y emoción.
No dijo más y Elena volvió a tumbarse en aquella cama, rogando por una vez que su hijo fuese realmente bueno en aquel juego.
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