*Uno no termina con la nariz rota por escribir mal; al contrario, escribimos porque nos hemos roto la nariz y no tenemos ningún lugar al que ir.
*Cuando escribo no tengo la impresión de que mis historias sean tristes. En cualquier caso, cuando trabajo estoy siempre de buen humor. Cuanto más alegre es mi vida, más sombríos son los relatos que escribo.
*Dios mío, no permitas que juzgue o hable de lo que no conozco y no comprendo.
*No pulir, no limar demasiado. Hay que ser desmañado y audaz. La brevedad es hermana del talento.
*Lo he visto todo. No obstante, ahora no se trata de lo que he visto sino de cómo lo he visto.
*Es extraño: ahora tengo la manía de la brevedad: nada de lo que leo, mío o ajeno, me parece lo bastante breve.
*Me parece que no corresponde a los literatos resolver problemas como el de Dios, el pesimismo, etc. La tarea del narrador consiste únicamente en retratar a quienes han hablado sobre Dios o sobre el pesimismo, así como el modo y circunstancias en que lo han hecho.
*El artista observa, elige, intuye, asocia; ya de por sí esos actos presuponen, en principio, un problema. Si desde el inicio uno no se plantea un problema, no tiene nada que intuir ni que elegir.
* Para escribir un relato se requieren cinco o seis días, durante los cuales uno no debe pensar en otra cosa; en caso contrario, las frases no adquirirán nunca la forma adecuada. Antes de ponerla en papel, cada frase debe permanecer en la cabeza un par de días, para adquirir cuerpo.
*Cuando escribo, confío plenamente en que el lector añadirá por su cuenta los elementos subjetivos que le faltan al relato.
*Es más fácil escribir de Sócrates que de una señorita o de una cocinera.
*Guarde el relato en un baúl un año entero y, después de ese tiempo, vuelva a leerlo. Entonces lo verá todo más claro. Escriba una novela. Escríbala durante un año entero. Después acórtela medio año y después publíquela. Un escritor, más que escribir, debe bordar sobre el papel; que el trabajo sea minucioso, elaborado.
*Te aconsejo:
1) ninguna monserga de carácter político, social, económico;
2) objetividad absoluta;
3) veracidad en la pintura de los personajes y de las cosas;
4) máxima concisión;
5) audacia y originalidad: rechaza todo lo convencional;
6) espontaneidad.
*Es difícil unir las ganas de vivir con las de escribir. No dejes correr tu pluma cuando tu cabeza está cansada.
*Nunca se debe mentir. El arte tiene esta grandeza particular: no tolera la mentira. Se puede mentir en el amor, en la política, en la medicina, se puede engañar a la gente e incluso a Dios, pero en el arte no se puede mentir.
*Nada es más fácil que describir autoridades antipáticas. Al lector le gusta, pero sólo al más insoportable, al más mediocre de los lectores. Dios te guarde de los lugares comunes. Lo mejor de todo es no describir el estado de ánimo de los personajes. Hay que tratar de que se desprenda de sus propias acciones. No publiques hasta estar seguro de que tus personajes están vivos y de que no pecas contra la realidad.
*Escribir para los críticos tiene tanto sentido como darle a oler flores a una persona resfriada.
*No seamos charlatanes y digamos con franqueza que en este mundo no se entiende nada. Sólo los charlatanes y los imbéciles creen comprenderlo todo.
Sin trama y sin final. 99 consejos para escritores.
Antón P. Chéjov
No creo que esos consejos sean útiles.. Ni siquiera creo que se pueda enseñar a escribir. En realidad lo único que hay que hacer es sentirse con libertad para ecsribir lo que sea, y sin embargo la mayoría de gente escribe condicionada por tonterías…
Por lo demás, si se escribe con ataduras cero, se puede abordar lo que sea y como sea. Esa creo que es la grandeza de la literatura, infraestructuras cero: sólo tú y el lapiz: y no hay reglas, no debe haberlas.
Mi opinión, claro..
Hola Jordi:
Respecto tu postura, aunque disienta de ella.
Escribir con restricciones no sólo no limita la creatividad, sino que te ofrece soluciones que quizá no hubieses considerado de otro modo. Como botón de muestra, busca acerca del OULIPO y verás por qué lo digo.
Y que seas muy bienvenido.