
Todas las cabinas de WC del concierto están ocupadas. Las colas frente a cada una de ellas son desanimantes. Mira el reloj. «Yésica me va a matar». Alberto ya estará atacando con toda su artillería. Menudo amigo. Se les ha «pegado» como una sanguijuela en cuanto ha sabido que irían ellos.
Una de las cabinas se abre, pero no es donde él hace la cola. Igualito que en el supermercado, que nunca aciertas con la persona que te atenderá antes.
Siente que alguien le da un golpecito en el hombro, y descubre la sonrisa blanca de Alberto. Gira el cuello buscando a Yésica, sin éxito. A él sí le encuentran los dedos de su amigo, que resbalan por su brazo en una lenta caricia.
Microrrelato trabajado y corregido por Ginés S. Cutillas, en el taller impartido el pasado 30 de marzo en Sevilla, en Casa Tomada
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